Sindrome de Procusto, un visitante no deseado pero asiduo en muchas empresas
El síndrome de procusto suele ser un visitante no deseado, pero asiduo en muchas empresas….
¿Dónde nace este mito que da sustento al Síndrome de Procusto?
En la mitología griega Procusto era uno de los hijos del dios Poseidón. Trabajaba como posadero, ofreciendo alojamiento a los viajeros solitarios. Una vez que entraban en su casa, eran invitados a tumbarse en una cama de hierro; después de atarles y amordazarles, les cortaba las partes del cuerpo que sobresalían de la estructura para que cubrieran la cama si eran de alta estatura. Sin más les cortaba las piernas……
Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque Procusto poseía dos, una muy larga y otra demasiado corta, o bien una de longitud ajustable. Esta historia terrorífica no acabó hasta que Teseo, un héroe griego, llegó a la posada, y descubriendo el truco, mató a Procusto.
Extrapolando la historia mitológica y sacando enseñanzas de las acciones de los actores, Procusto se ha convertido en un sinónimo de los que buscan y abusan imponiendo la uniformidad en todos los demás y su síndrome define la intolerancia a la diferencia.
También se utiliza para referirse o indicar a los “jefes” o “lideres” que al principio muestran su mejor actitud y comportamiento hacia sus subalternos, pero luego pretenden someterlos y controlarlos para alcanzar sus intereses y fines, de la misma forma como Procusto adaptaba el tamaño de sus víctimas con relación al tamaño de la cama.
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Por eso en medicina o en la psicología y sociología, cuando alguien normalmente con poder quiere que todo se ajuste a lo que dice o piensa, lo que quiere es que todos se acuesten en el “lecho de Procusto”. Esta frase define a una situación tiránica y arbitraria.
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¿Qué implicaciones suceden cuándo los lideres o jefes lo padecen?
El Síndrome de Procusto, hace referencia a la tendencia que poseen algunas personas, empresas o sociedades a rechazar a aquellos con perfiles diferentes a las propios por miedo a ser superados o cuestionados por ellos. Todos tienen que ser iguales o cortados con la misma tijera. Esto también genera #edadismo, hacia los jóvenes o senior.
Es de aclarar, que este Síndrome de Procusto suele tener un hermano con parecidos síntomas, que cuándo se unen, suelen ser una bomba de tiempo, para los que están bajo su control y dominio, y nos referimos al Síndrome de Hubris, o la enfermedad del poder.
Pero, lo interesante es que en ambos casos los que lo sufren, normalmente tienden a gozarlo o disfrutarlo durante el tiempo que les dure el poder o dominio sobre los demás. En su génesis puede haber sentimientos de inferioridad, que buscan ser contrarrestados con actitudes prepotentes y críticas hacia los demás, principalmente sus subalternos.
Pero, también los hay en personalidades nutridas de vanidad y sobrevalorización exagerada de su auto valía y egocéntricas en extremo. Que como soles, piensan que todos los demás y todo debe girar a su alrededor y claro a su favor. Son en esencia narcisistas.
Cuando estos perfiles de personalidad imperan en la empresa, con tendencias con rasgos como los ya señalados, hacen complicadas las relaciones humanas, imponiendo de antemano los límites y las pautas a seguir, con total uniformidad.
Ellos - los jefes con el síndrome- por su propia naturaleza tienden a ser desconfiados principalmente de los nuevos o de aquellos que comienzan a descollar por mérito y capacidades propias.
Les gusta ver a todos dentro de la caja, todos parejitos, en el mismo tono y tamaño. Les gustan los soldaditos de plomo del mismo color; la innovación y aportes de los nuevos y buenos empleados son anulados, desvalorizados y congelados, por considerarse peligrosa al estatus quo, o porque ponen en riesgo los límites impuestos de la jerarquía.
Se da en dos vertientes, los que lo sufren – aunque en la práctica, parecen gozarlo – y esto hace que impongan barreras y trabas a otros para impedirles sacar todo su potencial. En parte por complejo de superioridad, ya que sólo ellos son los que “saben tocar el arpa con armonía”, o de inferioridad, las más de las veces, que ven en las iniciativas, y aportes, con mayores luces del nuevo, un peligro a su acomodamiento y forma de hacer las cosas, dentro de la caja.
Repercusiones en las empresas que lo sufren y su personal:
1. Las consecuencias del Síndrome de Procusto, suele disfrazarse en políticas de gestión de personal, y a veces en visiones altisonantes pero vacías, que no cumplen lo que predican. También a veces, son parte de la cultura empresarial dictada por los líderes o propietarios. Tienden más que motivar a intimidar al personal y limitarlo principalmente en su desarrollo.
2. El sistema de premios y castigos y el camino de las promociones o aumentos, si los hay, está cargado con su embrujo. En las empresas que lo cultivan, los que prosperan o tienen cabida son los que se pliegan a sus jefes o líderes, y no osan superarlos o poner en duda su saber y autoridad.
3. Suelen ponerse barreras de entrada a perfiles que en los procesos de reclutamiento y selección demostraron tener cualidades o competencias que superan el promedio o del mismo jefe solicitante, y por ello consideran que no se adaptarán o serán menos manejables. Puede también manifestarse en ciertas discriminaciones como el #edadismo a los seniors o en caso contrario a los jóvenes. Otras discriminaciones, aplicables a las mujeres, podría tener cierta dosis de dicho síndrome.
4. Las personas con potencial de crecimiento y desarrollo, si sacan mucho la cabeza y comienzan a sobresalir, por sus aportes e ideas innovadoras, pero no atribuidas al líder, suelen comenzar a sufrir acoso, envidia y tildarlos de poco leales y a veces problemáticos.
5. El ambiente suele enralecerse y volverse tóxico para las personas que buscan su desarrollo y se están cultivando por la formación y actualización profesional, pues ven que no se premia el esfuerzo, sino la lealtad mal entendida y la sumisión.
6. Los buenos prospectos al final los despiden o se van.
Conclusión
Según nuestra opinión profesional como consultores externos expertos en DO y estrategias empresariales, para enfrentar y superar el Síndrome de Procusto en una organización, es fundamental no solo implementar intervenciones estratégicas, sino que también se trabaje en estrecha colaboración con la alta dirección para asegurar su compromiso y apoyo. En base a nuestra experiencia, es a través de una combinación de sensibilización, formación, coaching y rediseño de políticas, lo que hace posible crear un ambiente de trabajo inclusivo y productivo que beneficie a todos los miembros de la organización y promueva su crecimiento sostenido, sin los vicios del Síndrome de Procusto.
Ronald Echeverría -Autor del Libro Reescribiendo el Edadismo-
#Headhunter | Director -ACE- ACEconsultores | Experto RH| Desarrollo Organizacional | Empleabilidad | Coach| Speaker|